Mucha gente lo perdió todo, y algunos que lo perdieron todo no se sabe nada, pero de las pocas historias que se conocieron, están las de la señora Rigoberta Menchu, cuya historia le valió el Premio Nobel de La Paz 1992. Pero el resto de las personas fue olvidado, y solo recordados por algún familiar que hubiera sobrevivido o tal vez en el en los pilares exteriores de la Catedral Metropolitana en donde están los nombres de las victimas y desaparecidos. Monumento que se encuentra casi en ruinas, debido al descuido de las autoridades y a la falta de respeto al recuerdo de los mártires de Guatemala.
La Guerra termino, pero el desarrollo aun no ha llegado. Los acuerdos de Paz fallaron, tal vez porque casi nadie creyó que funcionaran, y estuvieron condenados desde el principio a ser solo una hipocresía, a ser un acto de Gala.
La paz no ha llegado del todo, y no sé si un día lo hará, aunque yo no quisiera que fuera asi, pues paz es tranquilidad, y ahora lo que menos tiene Guatemala es tranquilidad. Ojala pueda ver la verdadera paz en mi país, y si no la veo, al menos sabré que yo luché por ella, como todos deberíamos hacer.
Ahora 10 años, después, mis amigos casi no recuerdan, ni se preocupan por conocer la historia de nuestro país. Menos van a recordar a las victimas, a los que lucharon por su ideal, ya sea la guerrilla o el ejército, pues murieron por una razón. Ojala que aprendamos de la Historia, para que ellos no hayan muerto en vano, pues si no aprendemos del pasado, estamos condenados a repetirlo....
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